SketchThulhu, nuevo juego de rol de libre distribución

SketchThulhu. Podrías ahogarte en tus propios fluidos intentando pronunciar ese nombre, cuyos acentos traen a la mente la sombra de un pasado lejano, de civilizaciones anteriores a la humanidad y verdades cósmicas ajenas a la cordura, ocultas tras el velo sutil e incierto que llamamos realidad. Si está aquí, es que es un juego de rol (o una serie de patrañas hábilmente disfrazadas); pero ¿qué clase de juego de rol?

¿Una detallada simulación de la vida real, tal vez con complejas reglas capaces de manejar cualquier situación, física, mental o emocional?

No, me temo que no. No había dinero para tanto.

¿Una épica aventura en un mundo fantástico donde la imaginación es el único límite y los personajes tienen el poder de un dios?

Pueees... no, va a ser que no. Lo siento, pero si te muerde según que bicho te parte por la mitad.

¿Una muestra de excelente diseño experimental de reglas, donde se cuestionan los roles tradicionales de los jugadores y el director de juego para dar lugar a una nueva y original experiencia de Story-telling compartido?

Venga, hombre, no me hagas reír. Si lo he escrito en mis ratos libres.

SketchThulhu es el juego de rol minimalista en los mundos de H.P. Lovecraft (aprovechando que las obras del bueno de Howard se encuentran en el dominio público desde hace un par de años). Crear un investigador te ocupará menos de cinco minutos, y ver como es convertido en pulpa por el ataque fulminante de algo nacido fuera de este mundo o reducido a un gimoteante residuo semiconsciente en una celda acolchada te llevará aún menos.

No, muy serio no es este juego. Y, no, no lo necesitas para nada ni te va a enseñar nada que no sepas ya. De veras, dormirás igual de bien si nunca llegas a leerlo. Déjalo ya, antes de que sea tarde.

Bueno, tú mism@. Yo te he avisado.